En la semana 10 de embarazo, tu bebé deja de ser un embrión para convertirse oficialmente en feto. La parte más compleja de crear todos los órganos básicos ya ha finalizado. Mide entre 2,5 y 4 cm aproximadamente y tiene el tamaño de una oliva. Tiene el aspecto de un bebé aunque de minúsculo tamaño.
A partir de ahora, crecerá a un ritmo de vértigo. Sus órganos vitales, corazón, cerebro, hígado, riñones e intestinos ya están funcionando e irán creciendo y desarrollándose continuamente hasta el nacimiento.
Su cabeza sigue siendo grande, mide aproximadamente la mitad de la longitud total de su cuerpo y se le ha abultado la frente puesto que su cerebro se desarrolla muy rápidamente.
Esta semana los dedos de las manos y los pies se separan unos de otros y aparecen sus uñitas. El bebé dobla con frecuencia sus brazos y piernas, entrenando sus articulaciones. Mientras tanto, se mueve en el útero, tragando líquido amniótico, de vez en cuando, para que sus órganos digestivos vayan entrando en funcionamiento y estén preparados para hacerse cargo de su alimentación, al nacer.
El útero de la mamá cada vez es más grande y comienza a ascender en la cavidad abdominal siendo más evidente que tu barriga está más abultada. Quien no sepa que estás embarazada puede no apreciar el cambio, pero para ti es evidente que tu cuerpo ha cambiado y es normal que tengas que soltar el botón de tu pantalón porque te aprieta. La vejiga se encuentra comprimida y esto produce que tengas ganas de orinar con más frecuencia.